En pintura industrial, la búsqueda de acabados de calidad y la mejora de la eficiencia del proceso hacen que las cabinas de pintura sean elementos imprescindibles para cualquier empresa que busque destacar en el mercado.
En la mayoría de los casos, se utilizan dos tipos de cabinas de pintura: secas y húmedas. Sin embargo, la elección entre una u otra es una cuestión que puede responderse evaluando el proceso y los objetivos deseados de su empresa.
Aprendamos un poco más sobre la cabina seca y la cabina húmeda y cómo se utilizan en el proceso de pintura.
Cabaña seca

EL cabina de pintura secaLa cabina de pintura en seco fue diseñada para manejar volúmenes bajos y medianos de pintura, ideal para principiantes que buscan mejorar la calidad del acabado. Su principal característica es su versatilidad, ya que permite todo tipo de usos, desde lijar y preparar piezas hasta pintar. También permite aplicar productos como masillas, imprimaciones, pinturas líquidas y en polvo, y barnices.
El método seco se encuentra ampliamente utilizado en líneas de pintura de la industria aeroespacial, del mueble, metalmecánica, del plástico y del automóvil, que requieren cantidades específicas o más pequeñas de pintura.
Cabina húmeda

Ya el cabina de pintura húmeda Una cabina de cortina de agua es una estructura especialmente diseñada para manejar caudales de pintura medianos y grandes, lo que representa una mejora con respecto al proceso de pintura en seco. Aquí se pueden aplicar productos como imprimaciones, pinturas líquidas y barnices sin preocuparse por los residuos en las piezas. La principal ventaja de este modelo es su menor coste de mantenimiento en comparación con el proceso de pintura en seco, precisamente gracias a su mayor caudal de pintura.
Este modelo se encuentra ampliamente en líneas de pintura en las industrias aeroespacial, de muebles, metalmecánica y de plástico, que requieren un acabado de calidad superior incluso en grandes flujos de pintura.
¿En qué momento del proceso se pueden utilizar?
Para determinar qué modelo es el ideal, es necesario realizar una evaluación del proceso. Esta evaluación proporcionará datos como el tamaño y el flujo de las piezas pintadas, el tipo y la cantidad de producto aplicado, si existen variaciones en el tipo de producto aplicado, la calidad deseada y otra información. Es importante tener en cuenta que las cabinas no siempre se utilizan de forma independiente y, en algunos casos, solo se utilizan para una parte del proceso.
Un taller de reparación de automóviles, por ejemplo, sólo utilizará un método seco en el proceso de lijado y preparación de las piezas, ya que la pintura se lleva a cabo en un entorno separado y presurizado que no requiere el uso de métodos secos y húmedos convencionales.
Los grandes procesos de fabricación de muebles, que requieren acabados de alta calidad, pueden utilizar ambos modelos junto con entornos presurizados y calentados, conocidos como líneas de pintura. Estos entornos integrados no solo reducen drásticamente la cantidad de partículas nocivas en el proceso de pintura, sino que también facilitan la aplicación y el curado de los productos aplicados.
¿Por qué utilizar cabinas de pintura?
La calidad y el plazo de entrega son elementos clave para el éxito empresarial. Ayudan a construir una imagen positiva de la empresa, generando beneficios a largo plazo. Implementar una cabina de proceso seco o húmedo ayuda a su empresa a alcanzar niveles más altos. Pero existen otros beneficios interesantes a considerar:
1. Acabado y control de calidad
Las cabinas ayudan a reducir la cantidad de polvo y neblina de pintura generada durante los procesos de preparación y pintado. Esto mejora la calidad del acabado y la uniformidad de la aplicación, lo que resulta en un brillo superior.
2. Reducción de la repetición del trabajo
Las piezas bien acabadas y sin defectos no requieren retoques ni repintado. El uso de cabinas es un recurso valioso para ahorrar producto y tiempo, permitiendo a la empresa producir más en menos tiempo.
3. Adhesión mejorada
Las piezas bien preparadas tienen una mejor adherencia de los productos aplicados, garantizando un mejor acabado y durabilidad de la pieza.
Pero al fin y al cabo ¿cuál viene primero?
Si está empezando y tiene un volumen bajo de trabajos de pintura, un proceso seco es ideal. Sin embargo, si ya cuenta con un departamento estructurado con un gran flujo de trabajos de pintura, actualizar a un proceso húmedo mejorará aún más su proceso.
Recuerda que no existe una fórmula estándar; todo dependerá de la situación actual de tu negocio, su proceso y la cantidad que estés dispuesto a invertir. Solicita una evaluación profesional para obtener los mejores resultados.
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